jueves, 28 de abril de 2016

BMW i8: Deportividad y eficiencia

Después de haber podido conocer de primera mano las bondades del BMW i3 durante la primera prueba puntuable para la Copa de España de Rallyes de Energías Alternativas, la oportunidad que me brindaban Triocar y BMW España de disfrutar del hermano mayor de la gama BMW i, el sector Premium de la marca bávara que apuesta por la sostenibilidad, era una especie de regalo que no podía dejar escapar.

Como profesional del medio ambiente, conceptos como el cambio climático, el desarrollo sostenible, la economía circular o la eficiencia en el consumo de recursos naturales no me son ajenos, y están muy presentes en la filosofía de cualquiera de los dos BMW i. Por otro lado, mi afición por el automovilismo y el disfrute de la conducción han encontrado también su conexión con cualquiera de estos dos coches. El concepto de movilidad está presente en el BMW i8 al igual que en el BMW i3, pero en ninguno de los casos se renuncia a las prestaciones. Tecnología a raudales, diseño y un comportamiento excepcional caracterizan a este súper deportivo.


Lo primero que destaca del BMW i8 son sus formas, sus dimensiones y su espectacular aspecto exterior, algo que no deja indiferente a nadie. Un prodigio de diseño, que más allá del diseño, de la estética, y una vez que analizas con detenimiento cada una de sus curvas, busca la efectividad en un coche de altas prestaciones. Canalizaciones de flujo de aire al más puro estilo de un Fórmula 1 bien integradas en su carrocería y chasis se perciben en las partes delantera y trasera del i8.  

Una vez dentro del coche, y sin dejar de apreciar componentes como la fibra de carbono nada más abrir sus puertas, el interior te hace sentir en un aunténtico coche de carreras. Asientos de cuero que sujetan perfectamente, postura de conducción ideal, y todos los mandos necesarios para practicar cualquiera de sus modos de conducción al alcance. 



La versatilidad del BMW i8 nos permite disfrutar de varios coches en uno. Dentro de la piel de un súper deportivo, es una especie de Dr. Jekill y Mr. Hyde en función del modo de conducción que elijamos. El modo Eco Pro nos permitirá realizar una conducción relajada y extremadamente eficiente, primando el consumo y el respeto al medio ambiente, siendo un coche cien por cien eléctrico hasta una velocidad de 60 km/h. En el modo Comfort el i8 arrancará en modo eléctrico, pero tendremos la respuesta conjunta de sus dos motores de impulsión tan rápida como lo deseemos. Pero la auténtica transformación del i8 llega cuando desviamos con un ligero toque su palanca de cambios hacia la izquierda. En ese momento se acciona el modo Sport, algo que notaremos por el cambio de color del display, el sonido que emana de la parte trasera del coche, una mayor respuesta del motor de combustión y el endurecimineto de su suspensión. 



Es en ese momento cuando los amantes de las prestaciones puras podrán sacar el máximo partido del BMW i8, cuyo comportamiento es intachable y propio de un auténtico coche de competición. Su chasis, aerodinámica, motores, cambio, suspensión y reparto de pesos son los artífices de ello, en una combinación en la que nada está dejado al azar.

Además, el botón eDrive nos permitirá primar al máximo el funcionamiento eléctrico en los modos Comfort y Eco Pro, y el accionamiento del cambio de seis marchas mediante las levas del volante nos hará dar rienda suelta a la conducción más deportiva.

El BMW i8 nos permite comprobar en todo momento las transferencias de energía entre el motor turbo de combustión y el motor eléctrico, el grado de recuperación de energía en las deceleraciones y los niveles de carga de ambos sistemas y no renuncia a equipamientos como el conjunto de audio Harman Kardon, el sistema de información en el parabrisas Head-Up Display o el sistema de navegación integrado en el display central junto al resto de los controles multimedia, de información del estado del vehículo, o el teléfono.


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