Todos tenemos en la retina los saltos de los Audi Quattro o los 205 Turbo 16 en la década de los 80 o las barridas hasta el límite del asfalto en el cruce de la década de los 90 con los McRae, Makinen y compañía.
En esta ocasión el piloto que escribió su nombre con derecho propio en el tramo portugués no fué otro que Dani Sordo. Con retransmisión en directo a través de la RTP incluída, presenciábamos como un Sordo sin complejos, y que no se dejaba ni un centímetro de tramo, se llevaba el gato al agua en el Rally Sprint, aventajando a Mads Ostberg en un segundo.
Las sensaciones que transmitía eran las que luego se traducirían durante el rallye en dos scratchs, la victoria en el tramo de calificación, y lo más importante, la presión sobre Ogier, que se podía apreciar especialmente en el semblante del francés en algunos momentos como al final de la Super Especial de Lisboa, después de un día en el que no había conseguido ni mucho menos la renta de segundos que había conseguido hace un mes al acabar la primera etapa en Mexico.
El toque con el árbol y lo que vino después no debe desvirtuar la actuación de Sordo en Portugal, y es que a día de hoy, quizá junto a Mads Ostberg, parece el único piloto capaz de poner en aprietos en más de un rallye al líder del Mundial.
El toque con el árbol y lo que vino después no debe desvirtuar la actuación de Sordo en Portugal, y es que a día de hoy, quizá junto a Mads Ostberg, parece el único piloto capaz de poner en aprietos en más de un rallye al líder del Mundial.
